PETYR
No daba crédito. Había bajado la guardia y
todo por querer agradar a Cat. Su tonta y loca idea de ser un caballero ya que
no podía ser un rico señor le había hecho perder facultades. Lysa, la simple de
Lysa, le había pillado en una mentira y conseguido algo que sospechaba que
llevaba tiempo queriendo obtener de él: saber cómo era un beso de menta, vaya
tontería. No era cuestión tampoco de hacer un drama de ello, pero habría
querido tener su primera experiencia con su adorada Cat. Lo miró por el lado
bueno: podría servirle para aprender. De hecho, había sido un beso bastante
torpe, un estrujamiento de sus labios contra los de Lysa, que se abrían
ansiosos. No era la primera vez que ella besaba a un chico y se notaba. Petyr
despegó sus labios tímidamente pero volvió a cerrarlos sin saber qué hacer a
continuación. Lysa se dio por satisfecha de todas formas. Cuando se separaron, la
muchacha tenía las mejillas arreboladas y los ojos cerrados con una expresión
de deleite. Petyr estaba desconcertado porque sentía calor de la cabeza a los
pies. Nunca había pensado en Lysa en ese sentido: su objeto de adoración era
Cat. Por esa razón se extrañó de la reacción de su cuerpo. Si había sido así
con Lysa, no podía imaginar cómo sería con su Cat. Y tenía claro que lo
averiguaría.
Era la hora de comer. En el salón
principal del castillo se había preparado una mesa con varios manjares, casi
todos los preferidos de Edmure, según órdenes de Catelyn: empanada de lamprea,
tortas de manzana con miel, pato regado con vino dulce… Durante la comida, Lysa
no paraba de hablar aprovechando la ausencia de su padre, mirando una y otra
vez a Petyr con malicia. Éste la esquivaba al principio, pero tomó la decisión
de mantenerle la mirada y sonreír como cuando de niños compartían un secreto. A
Lysa pareció agradarle y le guiñó furtivamente un ojo mientras le tiraba un
pequeño beso. Petyr rió por dentro. Para ella era un juego como los de la
infancia. Él lo usaría como instrumento para conseguir lo que quería. De pronto
sintió los ojos de Cat sobre él. Giró la cabeza hacia ella y sonrió. La
muchacha le devolvió la sonrisa con un gesto interrogante. La tenía
desconcertada. Eso no estaba mal. Si Cat también bajaba la guardia, podría
cobrarle la prenda fácilmente.
Durante varios días, Lysa y Petyr fueron al
bosque de dioses agarrados de la mano a jugar al juego de la verdad, que a
partir de ese momento y por imposición de Lysa se llamaba el juego de los
besos. Ya no consistía sólo en preguntar y responder, sino también en besarse
cada vez más cerca de la boca empezando por alguna parte absurda del cuerpo: un
pie, una rodilla, una oreja… Lysa estaba encantada. Petyr accedía a sus
peticiones con sumisión mientras imaginaba que besaba a Cat. Acababa agotado
por la excitación y por las noches casi no dormía imaginando qué sentiría si
jugara con la mayor de las Tully. Los sueños estaban muy lejos de ser
reparadores. Siempre aparecía la misma muchacha blanca, con el pelo castaño y
parecida a su amada, que lo miraba amorosamente mientras le ofrecía sus labios
bajo la nieve, pero nunca se dejaba besar, dejándolo insatisfecho y desazonado
al despertar.
Lo que Petyr consideraba una especie de
entrenamiento bastante más interesante que el de la espada, se convirtió casi
en un ritual tras las comidas. Cierto
día, llegado el turno de Petyr, y cuando apenas habían empezado a jugar, se
lanzó a la boca de Lysa, esta vez abriendo los labios e intentando meter su
lengua entre los de ella. La muchacha se apartó con la respiración entrecortada.
Él pensaba que lo estaba haciendo bien y, dada la experiencia de la chica, creyó
que eso no debería sorprenderla. Le preguntó tímidamente si había algún
problema, a lo que ella respondió que todo lo contrario, sólo que veía que
aprendía rápido. Lysa decidió que el juego se había acabado cuando, de repente,
Catelyn se presentó ante ellos.
Uy,..pero esto se está poniendo cada vez mejor,...pero que pillín este Petyr, pero todo el jueguito lo está sobreexcitando al pobre, y va a tener que calmarse de alguna manera que ya no puede ni dormir. A Lysa de tanto juguetear, se le va a escapar la situación de las manos si sigue así...
ResponderEliminarMuy bueno, lo leo y me imagino al Aidan...jeje...
Sabía que te gustaría... El capítulo de Cat es totalmente necesario, pero no dejaba la historia muy interesante.
ResponderEliminarA ver qué pasa con la llegada de Catelyn. No te lo pierdas mañana ;)
Uy, hija, estoy totalmente enganchada!! Mi pobre Petyr, menuda compañera de juegos se ha ido a echar...
ResponderEliminarYo quiero un beso de menta!! ^-^
Me parece que todas por aquí queremos uno... ;)
ResponderEliminarEsos juegos que empiezan como si nada acaban terminando en....
ResponderEliminarY si todas queremos besos de Menta!
Jajjaa, que capítulo, pues me imaginé todo, vaya pienso que Lysa va a sufrir, sin darse cuenta acabará enamorada de Petyr, en cuanto a él, no hay vuelta atrás, así es el amor, su corazón ya pertenece a Cat, lo lamento por la chica de los besos de menta que acabará con el corazón roto.
ResponderEliminarAh ese Petyr me parece tan seductor, sin duda me imagino a Aidan pero más joven, hay no llegó Cat, que hará, seguro regañar a su hermana por comportarse así, lo malo para Petyr es que su amada lo verá con malos ojos, que emoción que pasará, gracias Athena estupendo y emocionante capítulo, nos vemos en la siguiente entrega.
¡Cat es una corta rollos!
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