martes, 21 de agosto de 2012

Capítulo 2


LYSA
            Hacía rato que el sol había salido, pero Lysa aún seguía en la cama. Al despertar, miró hacia la derecha y comprobó que su hermana ya no estaba en su lecho. Catelyn siempre había sido así: madrugadora, responsable, perfecta. Lysa la quería y deseaba ser como ella, de hecho eran muy semejantes físicamente, pero a veces tenía la sensación de que nunca podría igualarse a Cat. Al ser la mayor, Catelyn había asumido el papel de señora de Aguasdulces hacía un año, aunque su madre faltaba desde hacía casi diez. La mayor de las Tully sabía cuál era su cometido: casarse con un caballero y darle hijos. Lysa, sin embargo, era más rebelde en ese aspecto. Desde niña había andado envuelta en ensoñaciones de amores románticos, como los de las canciones y cuentos, y había sido muy enamoradiza. Se encaprichaba de cada bardo y poeta que pasaba por el castillo, y siempre el siguiente era mejor, más guapo y más galante que el anterior. Cat le advertía de que no cometiera ninguna locura, recordándole que era una dama de alta cuna, pero a Lysa le parecía toda una aventura robarle un beso a un simple cantor callejero. Lo hacía casi sin pensar, para ver qué se experimentaba y comprobar si los besos eran algo tan maravilloso como lo que describían las canciones. Sin embargo, siempre se sentía defraudada. No había nada de especial en besar a un chico.
Mientras se desperezaba, empezó a pensar en qué haría ese día. Posiblemente fuera con Petyr al bosque de dioses a divertirse un rato contando historias de terror. En realidad le asustaban, pero ver la cara de Petyr mientras las narraba era algo que le encantaba. El chico era un actor excelente e interpretaba cada uno de los papeles, haciendo que Lysa se olvidara de todo y estuviera tan concentrada en la historia que terminaba creyéndosela. Petyr siempre finalizaba con un gran susto y ella, enfadada, se lanzaba hacia él diciéndole «¡Meñique!» y revolviéndole el pelo, cosas ambas que el muchacho odiaba.
Precisamente su pelo fue lo primero que le llamó la atención cuando lo conoció. Aquel niño extraño que llegó hacía nueve años a Aguasdulces era tan tímido que apenas levantó la cabeza la primera noche que pasó allí. A Lysa le gustó su aspecto: pequeño para su edad, casi diminuto, frágil y desconcertado, como un cachorro abandonado. La cabecita del niño destacaba por una gran cantidad de rizos negros entre los que sobresalía un mechón de pelo blanco y liso. Eso le daba una pinta aún más extravagante a aquella especie de mascota que venía a divertir a los hijos de Lord Tully. Lysa decidió adoptarlo como si fuera un gatito, pero Catelyn le recriminó su actitud. «No es un perro faldero. Es un niño como nosotros y debemos tratarlo como a un hermano», le dijo. Lysa no tenía ningún aprecio por Edmure, de manera que no vio con malos ojos esa opción. Sería el compañero de juegos que su hermano legítimo nunca lograría ser. Cuando creciera, Edmure andaría muy ocupado en entrenarse para convertirse en un futuro caballero y no le interesaría relacionarse con niñas.
Saltó de la cama y se sentó frente al espejo de cobre bruñido. Llamó con una campanilla e inmediatamente se presentó una sirvienta para ayudarla a vestirse. Una sencilla túnica azul con un cinturón de cuero liso y unas botas planas serían suficientes para pasar la mañana. Necesitaba estar cómoda para ir al bosque de dioses y otro tipo de atuendo sería un engorro. Estaba segura de que Cat volvería a reñirle su aspecto y su gusto por caminar descalza por la hierba, pero a ella no le importaba. Correr hacia el bosque y reírse con Petyr ideando travesuras era lo único que le interesaba hacer aquel día. Que su hermana mayor se encargara de recibir a los visitantes de Aguasdulces. Ella no sentía esa obligación como suya.

7 comentarios:

  1. Juajuajua, yo también quiero un Petyr como mascota!! ^_^
    Genial, un buen capítulo pero escaso porque quiero leer más!!

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  2. Lo mismo posteo el tercero luego ;)

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  3. Jajaj pobre Petyr es un tierno y lo traen como su juguete personal, eso no me gusta, pero confío en que no se quedará así jeje, gracias Athena.

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  4. *suspiro* mi adorado Petyr... tan travieso y lleno de vitalidad como yo, desde el día que lo conocí no he podido dejar de pensar en el y levantarme cada día con la ilusión de tenerle.

    Querida Athena, que bien me recuerdas los días pasados.

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  5. Insisto, qué fácil es leerte!

    El odio intenso que siento por Catelyn, me hace decantarme por Lysa, claro que es difícil defender lo indefendible. Pero para que alguien sea como es, mucho debe haberle pasado. Me gusta como imaginas a la futura Sra. de Arryn, porque para ser como terminó siendo muchos sueños han debido morirse de golpe y porrazo.

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