PETYR
Tras casi treinta días
de encierro, Petyr obtuvo permiso del maestre para salir de la habitación. Lo
haría por su propio pie, aunque no sin trabajo. Había estado ejercitándose dos semanas
en el cuarto y recuperado parte de las fuerzas, pero aún necesitaba apoyo para
moverse. Seguía estando delgado y su rostro había perdido el color moreno
después de un mes sin ver el sol. Parecía un fantasma y así se sentía él: un
espíritu invisible al que nadie percibía. Era un ser sin importancia en la vida
de Aguasdulces. Para más desgracia, aún presentaba numerosas cicatrices que
irían desapareciendo, aunque la del pecho quedaría ahí para siempre, como un
recuerdo doloroso del gran fracaso de su vida.
Mientras se vestía, se
pasó la mano por el torso, acariciando la herida, y un pensamiento fugaz, como
un fogonazo, le cruzó la mente: ¿Dónde estaba Lysa? Desde que se batió en duelo
con el Stark no había sabido nada de ella. Era extraño… La muchacha le había
confesado su amor y, sin embargo, no le visitó durante su convalecencia,
mientras que Cat se había arriesgado a verle e incluso le había besado. Quizás
estuvo en el cuarto mientras él dormía bajo los efectos de la leche de la
amapola. El estado de semiinconsciencia que provocaba el brebaje le había
dejado un sinfín de lagunas mentales. Era un remedio bastante peligroso y no
convenía administrarlo mucho tiempo según le comentó el maestre. Ahora entendía
por qué. Le fastidiaba haber perdido quince días de su vida que se resumían en
un gran espacio en blanco, salpicado sólo por escenas que no lograba dilucidar
si eran reales o soñadas.
Ese día estaba citado
para hablar con Lord Hoster. Se encontraba poniéndose las botas cuando una
sirvienta llamó a la puerta. La hizo pasar y ésta le comunicó que el señor del
castillo ya lo esperaba en el gran salón. Temía esa reunión más que nada en el
mundo, porque no sabía lo que iba a decirle. Tenía la esperanza de que
estuvieran a solas. Si Edmure estaba presente, la humillación le dolería el
doble. No creía que Cat o Lysa asistieran, ya que era un tema entre hombres. Cuando
terminó de vestirse, abandonó el cuarto y comenzó a avanzar por el pasillo
lentamente sirviéndose de una muleta que el maestre Vyman había mandado hacer
para él.
UY...el pobre ni siquiera es consciente de su aventura con Lysa....la que le espera...
ResponderEliminarEsto se pone feo...
EliminarAh espero que recuerde algo, si no pobre Lysa, ahora seguro le tocará regaño a Petyr, a ver si no lo mandan lejos. >>
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